La película relata los sucesos que conocemos como Motín de Esquilache, ocurridos en Madrid en 1766. Toma como base la obra de teatro Un soñador para un pueblo, de Antonio Buero Vallejo, estrenada en 1958. Me gustan el guión, la interpretación y la ambientación, que encuentro acertada, alejada tanto de la espectacularidad como de las fantasías con que suelen ambientarse muchas películas "de época".
En cualquier caso, lo que nos interesa es ver cómo se desarrolla la política en los años finales del Antiguo Régimen, en el apogeo de las monarquías absolutas: el rey tiene la última palabra en todas las decisiones y así el poder político orbita siempre en torno a él. No trabaja solo, obviamente, sino que delega parte de sus responsabilidades en ministros y otros ayudantes. En este tipo de gestión sin asomo de representatividad popular la política es a menudo un conjunto de intrigas en competencia por ganar el favor del rey.
