AVISOS

Los profesores del CFPA Arco Iris os ayudaremos en todo lo que podamos, pero no olvidéis que el éxito está en vuestras manos. Lo más importante es no abandonar. ¡Adelante con el curso 2020-21!

viernes, 29 de enero de 2016

Saber hacer: portarse bien en un examen

Portarse bien en un examen. ¿Qué es eso?

Obviamente, no nos referimos a no copiar ni a no pegar mocos debajo de la mesa durante el examen. Nos referimos a las actitudes que debemos mantener ante esta situación, sin duda estresante, para la que nos hemos estado preparando y en la que nos jugamos mucho. El trabajo hecho en casa podría irse al traste por una mala actuación en el día del examen.

Este es el esquema de los contenidos que encontraréis en esta entrada:


  • Para evitar que errores de bulto nos dejen en la cuneta.
  • Para evitar que nos dominen los nervios.
  • Seguir el método de trabajo.
    • Paso a paso.
  • Técnica para elaborar una respuesta. 
    • El método.
    • Ventajas e inconvenientes del método.




1. Para evitar que errores de bulto os dejen en la cuneta:
  • Conoced el lugar donde se hará el examen. Tenéis que ir a conocer el sitio antes de la fecha de examen. Más de uno ha llegado tarde y se ha perdido el examen porque no sabía cómo llegar. Un día que tengáis la posibilidad, os hacéis un bocadillo de Nocilla y os vais a reconocer el lugar.
  • Salid de casa con tiempo de sobra el día del examen. ¿Y si no podéis aparcar? ¿Y si hay un atasco? Más vale que os toméis el café allí que en casa.
  • Llevaos un reloj. Para superar con éxito un examen es imprescindible controlar el tiempo. No contéis con mirar la hora en el móvil, porque seguramente no os dejarán mirarlo.
  • Llevaos todos los útiles necesarios. No tiene perdón de Dios que vayáis a un examen sin bolígrafo, o con uno sólo: ¿y si deja de escribir? Llevaos al menos un par de bolis, un par de lápices, goma, sacapuntas, una regla, calculadora, algún rotulador. En fin, todo lo que pueda seros útil. Quizá no podáis pedir nada en el examen si os hace falta.


2. Para evitar que nos dominen los nervios:
  • Huid como de la peste de los corrillos que se forman a las puertas de la sala de examen. Tienen el nocivo efecto de hacernos creer que todo el mundo está mejor preparado que nosotros. Vale la pena aislarnos y esperar en silencio a que nos convoquen.
  • Concedeos el derecho a estar nerviosos. No es mala señal. Al contario: es lógico. Incluso es bueno sentir un poco de tensión, porque así nuestro cerebro está alerta. Lo que no debemos tolerar es que los nervios nos incapaciten.
  • No huyáis del examen. Hay gente que lee las preguntas y, creyendo que no va a saber responderlas, se levanta y se va. Nunca hagáis eso. Si lo hace el del pupitre de al lado, alegraos: es un competidor menos. Pero a vosotros no os sacan de la silla ni con agua caliente.
  • Leed el examen y respirad un momento. Uno se pone nervioso al leer el examen: siempre cree que es muy difícil. Es el momento en el que muchos se levantan y se van. Respirad, contad hasta diez y leedlo de nuevo. Considerad que tenéis herramientas y estrategias para enfrentaros al examen. En cualquier caso, por probar no se pierde nada, ¿verdad?

3. Seguir el método de trabajo.

Comienza el examen y os ponen delante la hoja con las preguntas. A partir de ese momento, y por este orden, hacéis lo siguiente:

  1. Respirar hondo
  2. Leer todo el examen
  3. Respirar hondo (otra vez)
  4. Distribuir el tiempo
  5. Responder las preguntas
    • buscar ideas
    • organizarlas
    • redactarlas
  6. Si la pregunta es un comentario de gráfica, mapa o tabla de datos,
    • identificación
    • lectura
    • análisis
  7. Repasar el examen.

Todas estas acciones debéis hacerlas en cada examen, y vuestras posibilidades de éxito aumentarán si conseguís, en el tiempo que media entre el comienzo del curso y el examen, convertir este procedimiento en una rutina.


      3.1. Paso a paso.
  • Respirar hondo. ¿Por qué? Porque hay que tranquilizarse un poco antes de empezar. Estaremos nerviosos, sin duda, pero hemos de contener los nervios. Concedeos unos segundos de nervios y susto, y a continuación respirad hondo y dominaos. En esos segundos iniciales hay quien pierde todas sus opciones y echa a perder el esfuerzo de tantos meses porque se levanta y abandona.
  • Leer todo el examen. ¿Por qué? Porque es un grave error comenzar a responder la primera pregunta sin haber leído antes las demás. ¿Y si la primera es la más fácil y rápida de contestar, pero por no haberlo sabido le dedicáis demasiado tiempo? ¿Y si resulta que el enunciado de una pregunta os da pistas para responder otra? Leer todo el examen os servirá para planificaros el tiempo y para reflexionar sobre la naturaleza de cada una de las preguntas.
  • Respirar hondo. ¿Otra vez? Sí, porque de nuevo podéis precipitaros. El que se lanza a responder sin pensar comete un error garrafal. Hay que pensar antes de responder.
  • Distribuir el tiempo. Aquí está una de las claves del éxito. Una vez leído todo el examen y considerada la importancia y dificultad de las preguntas, decidiremos cuánto tiempo podemos dedicar a cada una de ellas. El control del tiempo será una de nuestras mejores herramientas. El descontrol, nuestro peor enemigo.
  • Responder. Claro. Faltaría más. Pero responder tiene su técnica, y por eso le dedicamos un espacio más adelante.
  • Responder si la pregunta es una gráfica, tabla de datos o mapa. Es un caso especial de respuesta, y por eso le dedicaremos, también, un espacio propio.
  • Repasar. Lo ideal es acabar con tiempo para una lectura de lo que hemos hecho. Podríamos descubrir algún error garrafal, o podríamos añadir algún dato que mejorara nuestra respuesta. Muchas veces, por el cansancio y las ganas de terminar de una vez, nos saltamos este paso; pero es muy importante.


4. Técnica para elaborar una respuesta

Estamos en el examen y nos toca elaborar una respuesta escrita. Una redacción, vaya, corta o larga. Y corta o larga, desde luego que tiene que tener una calidad mínima. De eso ya hemos hablado en la sección “El trabajo en casa. Saber estudiar”. De lo que se trata ahora es del método de trabajo que hemos de asimilar para tener un mínimo de garantías de éxito.

      4.1. El método.

Está claro que aquel que ha estudiado tiene las cosas más fáciles, aunque solamente sea porque sabe qué decir. Pero, con todo, eso no garantiza el éxito: podemos saber muchas cosas de un tema, pero exponerlas rematadamente mal. Evitad siempre lanzaros a escribir sin unos momentos de reflexión. Si veis que el vecino se pone inmediatamente a escribir, sin haberse concedido unos momentos para pensar, no os asustéis: seguro que no le va a sacar partido a lo que sabe. No pararse a pensar suele dar mal resultado. Por eso os propongo que empleéis siempre este sistema:

  1. recoger ideas
  2. organizarlas
  3. redactarlas.

¿Qué significa cada etapa? ¿Qué haremos en cada una de ellas?

1. Recoger ideas: es la fase del trabajo en la que intentamos recopilar todas las ideas que se nos ocurran. Si uno ha estudiado, intenta recordar lo que sabe; si no, intenta sacar ideas de su propio “fondo de armario”: por eso es importante leer y estar atento a la actualidad. Si oyes la radio y lees los periódicos, seguro que se te ocurren cosas para un examen de Geografía, pero si solamente ves Gran Hermano, te resultará más difícil.

¿Cómo lo hacemos?: trabajamos “en sucio” en un folio, y en él apuntamos todas las ideas que nos vengan a la cabeza. Atención: he dicho todas. No es el momento de seleccionar, sino de apuntar. Quién sabe si de una de esas ideas aparentemente tontas puede salir una sugerencia interesante. Al final, tendremos una pequeña lista de ideas, algunas más interesantes que otras, pero todas, en principio útiles.

2. Organizar las ideas: es la fase en la que aprovechamos las ideas que hemos recogido. Ahora se trata de sacarles jugo, de hacerlas crecer. De algunas de ellas podemos desarrollar algún apartado de nuestra redacción; de otras, al final, puede que no saquemos nada.

¿Cómo actuaremos? Partimos del listado de ideas que tenemos “en sucio”. Lo que vamos a hacer es seleccionarlas y organizarlas, de manera que al final tendremos ya un mini guión o esquema de nuestra respuesta;

3. Redactarlas: es la fase final, la verdadera respuesta. ¿Cómo lo hacemos? Pues partiendo del mini esquema que tenemos hecho, pasamos a convertir todo eso en una redacción.

    4.2. Ventajas e inconvenientes del método.

No existe método infalible, así que éste tampoco lo es. Estoy seguro de que se os han ocurrido ya varios inconvenientes. Entre los inconvenientes, seguramente estáis pensando en algunos de los clásicos, a saber:
  • ¿cómo voy a perder tiempo en estas tareas iniciales, si vamos con el tiempo justo?
  • ¿cómo se me van a ocurrir ideas, si no he estudiado nada?

Pero entre las ventajas se cuentan algunas que deberían bastar para convenceros:

  • lograréis una respuesta con estructura lógica: esto es importante. Pensad que en este tipo de pruebas se valora, además de los conocimientos, la madurez intelectual. Y una respuesta bien estructurada es un excelente indicio de madurez intelectual.
  • seréis capaces de sacar el máximo provecho a lo que habéis estudiado, pero, sobre todo, veréis cómo con este método podréis elaborar una respuesta decente incluso si os preguntan por un tema del que no sabéis demasiado.